Estos días hemos estado aprendiendo algunas cosas
sobre Irena Sendler, una enfermera que nació en Varsovia en 1910, y que durante
la Segunda Guerra Mundial salvó la vida de muchos niños. Según parece, cuando Alemania
invadió Polonia en el año 1939, Irena trabajaba como enfermera, y cuando en
1942 los nazis crearon un gueto en la capital polaca, consiguió hacerse con una
identificación que le permitió moverse con facilidad por esa zona de Varsovia. Una
vez allí empezó a convencer a muchas familias judías de la necesidad de sacar
de allí a sus hijos, pues sabía que esos niños morirían si permanecían en el
gueto. El resultado fue increíble: logró rescatar a más de 2.500 niños,
aprovechando para ello cuantas vías de escape tuvo a su alcance (los sacaba en
ambulancias diciendo que eran víctimas de tifus, en sacos, cestos de basura,
cajas de herramientas, cargamentos de mercancías, bolsas de patatas, ¡hasta en ataúdes!).
El sueño de Irena era que, en un futuro, todos esos
niños pudieran volver con sus familias, pero como para sacarlos de allí era
imprescindible cambiarles el nombre, ideó un curioso sistema para registrar los
nombres de los niños y sus nuevas identidades: colocó su lista en dos frascos
de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina.
A finales de 1943 los nazis descubrieron a Irena y la
metieron en la cárcel. La torturaron para que revelara dónde estaban todos los
niños que había salvado, y como ella se negó a hablar la condenaron a muerte. Afortunadamente,
mientras esperaba para ser ejecutada, un soldado alemán la ayudó a escapar. Lo curioso
de esto es que, al día siguiente, Irena leyó su propio nombre en la lista de
los polacos ejecutados. Esto le permitió seguir salvando niños con una
identidad falsa.
Cuando terminó la guerra, Irena desenterró los frascos
y se puso a buscar a los niños y a sus familias. Desgraciadamente, la mayor
parte de estas personas habían muerto en los campos de concentración nazis. Muchos años después, casi por casualidad, la
gente comenzó a ser consciente de la valentía de esta mujer, que había puesto
en grave peligro su vida para salvar la de muchos niños, y por ese motivo fue distinguida
con reconocimientos como la Orden del Águila Blanca, que es la condecoración
más alta que se concede en Polonia.
Irena
Sendler falleció en 2008, a los 98 años de edad.