Uno de los pabellones más increíbles que visitamos durante nuestra estancia en el Parque de las Ciencias de Granada fue sin duda el dedicado al cuerpo humano. En él pudimos ver cosas tan asombrosas como el cuerpo de una persona de verdad al que habían plastinado todo su sistema circulatorio.
Según nos contó la monitora, este cuerpo perteneció a un varón oriental, que al morir decidió donar su cuerpo a la ciencia.
Otra actividad muy chula consistió en observar una bola cerrada que contenía un ecosistema marino que se autoabastecía. La bola llevaba más de cinco años cerrada. Sin embargo, dentro de ella se había creado una cadena gracias a la cual todos los organismos que vivían en su interior (camarones, algas, bacterias) suministraban las condiciones necesarias para que la vida allí dentro se perpetuara.
Tal vez lo entendáis un poquito mejor viendo el siguiente vídeo.
Desde luego, si hay algo que abunda en este impresionante pabellón son las curiosidades relativas al cuerpo humano, que te brinda la oportunidad de comprobar lo pequeñísimos que son los huesos más pequeños que tenemos en nuestro cuerpo (yunque, estribo y martillo, situados en nuestro oído).
O las visibles diferencias que pueden apreciarse entre unos pulmones sanos y unos pulmones de alguien que ha sido fumador.
Uno de los momentos más impactantes de este pabellón es cuando te topas con "El fumador", una obra de Von Hagens que muestra un cadaver plastinado en el que pueden verse perfectamente tanto el sistema esquelético como el muscular, así como todos los órganos internos. En esta obra, todo menos los ojos son de verdad.