Un eclipse de Sol es un fenómeno que tiene lugar cuando la luz del Sol es
total o parcialmente ocultada al interponerse la Luna entre el Sol y la Tierra.
Los eclipses de Sol pueden ser: totales (cuando la Luna cubre enteramente el Sol), parciales (cuando
la Luna cubre sólo una parte del Sol)
y anulares (cuando el disco de la Luna no llega a cubrir el disco
del Sol, aunque sus centros estén bien alineados. Esto es debido a que la Luna
se encuentra ese día más lejos de la Tierra, de modo que su disco se ve más
pequeño que el del Sol).
Los eclipses de Sol totales o anulares sólo se ven así en una
estrecha y larga franja que cruza un hemisferio de la Tierra, aquél en que es
de día durante el eclipse.
Por este motivo, la probabilidad de ver un eclipse
total o anular es muy baja. En cambio, los eclipses parciales, como se ven en
una zona mucho más extensa, son mucho más frecuentes.
El plano por el que orbita la Luna alrededor de la Tierra está inclinado 5º
respecto al plano por el que orbita la Tierra (y la Luna) alrededor del Sol.
Dado que los eclipses requieren del alineamiento casi perfecto de los tres
astros, los eclipses se dan muy pocas veces a lo largo del año. La Luna tarda
un mes aproximadamente en completar una vuelta alrededor de la Tierra, por lo
que si ambos planos coincidieran tendríamos 12 eclipses de Sol y otros 12 de
Luna cada año. En la práctica, el número de eclipses que se dan cada año es de
entre 4 y 7, incluyendo los de Sol y Luna.
(Fuente: OAN)
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