Básicamente, el bipedismo es caminar
sobre los dos pies. Los seres humanos somos los únicos que nos desplazamos
exclusivamente así. No obstante, homínidos tan antiguos como los
Australopithecus (que vivieron hace más de 3 millones de años) ya empezaron a
emplearlo, y eso lo sabemos hoy puesto que esta particular forma de locomoción
implica modificaciones en las extremidades, cadera y columna vertebral que
pueden observarse en el registro fósil.
El bipedismo ofrecía a estos primeros homínidos una serie de
ventajas adaptativas en la dura vida de la sabana. Por ejemplo,
aunque andar sobre las extremidades inferiores implica una pérdida de
velocidad, también conlleva un menor gasto de energía que caminando sobre
cuatro patas. Andar erguido también minimiza la exposición del cuerpo a los
rayos del sol, lo cual es una ventaja en hábitats como la sabana, muy calurosos
y con escasos árboles. Eso por no mencionar que esta mayor resistencia al calor
le permitía a estos primeros homínidos desplazarse incluso durante las horas de
más calor, que es cuando los depredadores no están activos, reduciéndose así el
peligro de sufrir un ataque de estos. Al estar menos expuestos a las altas
temperaturas, se reducía mucho la sudoración, con lo que el consumo del agua
era menor. Y al andar erguidos podían ver por encima de la alta hierba en las
praderas y sabanas, lo que les permitía localizar a sus posibles depredadores y
también a sus presas. Por último, andar les permitía mantener liberadas las
manos para otras actividades (cargar objetos, defenderse con piedras o palos o
transportar a las crías), lo que muy posiblemente favoreció el desarrollo de su
inteligencia.
2 comentarios:
Que chula esta la evolucion de los seres humanos
me da más tarea
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