Nuestro pueblo es un inmenso
ecosistema, y todos podemos convertirnos en observadores e investigadores de
los seres vivos que lo habitan. Un buen ejemplo de estudio lo constituyen las
rapaces nocturnas. Una lechuza o un mochuelo pueden cazar varios roedores cada
noche, lo que significa que, junto con la carne, ingieren también una gran
cantidad de huesos y pelos. Luego, con la digestión, todos estos materiales son
progresivamente comprimidos en la molleja del ave y regurgitados durante el
día, en forma de pelotitas que se llaman egagrópilas.
Pues bien, una buena forma de conocer dónde reposan estas aves es buscar sus
egagrópilas (edificios viejos y abandonados, árboles grandes, graneros,
etc).
Esto nos permitirá su posterior observación y estudio. Además, del análisis de las egagrópilas podremos
obtener mucha información acerca de cómo es la dieta de estas aves.
(Información obtenida del libro: "Guía práctica ilustrada para los amantes de la Naturaleza", de Michael Chinery)
1 comentario:
Son unas aves hermosas
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