Ayer por la mañana recibimos en nuestra clase la visita de dos monitores que nos hablaron de publicidad y consumo. Entre otras muchas cosas, nos enseñaron cómo a veces pueden engañarnos por internet o por los móviles.
Por ejemplo, hay que tener mucho cuidado con esos anuncios que te animan a que te bajes canciones y tonos a tu móvil, pues en muchas ocasiones la canción te sale al final muy cara (tienes que mandar varios sms para descargártela) y con frecuencia acabas dado de alta en promociones que te mandan diariamente varios sms (que, por supuesto, pagas tú, con lo que la factura del móvil al final de mes puede ser de miedo). También hay que tener cuidado con esos concursos de la tele en los que llamas y parece que ganar dinero es muy fácil, pues te retienen mucho tiempo la llamada y casi nunca te la cogen. Además, es muy difícil que te toquen los premios, y si aún así te tocan no te los dan, pues eres menor de edad y legalmente no puedes concursar en esos programas.
Por medio de un juego, en el que la mitad de la clase hacía de fiscales y la otra de abogados, y con la mediación de un juez (que resultó ser nuestro compañero David), nos contaron que cuando compremos algo en una tienda debemos pedir y conservar siempre el ticket de compra, por si posteriormente necesitamos reclamar.
Si aún así no nos hacen caso, debemos acudir siempre a la OMIC, que es la oficina de ayuda al consumidor.
Lo más importante es, como ellos mismos nos dijeron, recordar que la última palabra la tenemos siempre nosotros, los consumidores.