Además de nuestro profe de Educación Física, Fernando entiende un montón de animales. Por eso, aprovechando que este mes nuestro centro de interés medioambiental está dedicado al estudio de nuestro entorno, le hemos pedido que nos hable de los grandes mamíferos que habitan en los montes castellano-manchegos. Para ilustrarlo mejor, ha instalado una cámara de infrarrojos en pleno Valle de Alcudia y ha esparcido maíz por los alrededores. El resultado, como podéis ver en las fotos de este post, ha sido impresionante.
Nuestro planeta está compuesto por ecosistemas de muy diferente tipo (bosques, desiertos, mares), cada uno de los cuales tiene una flora y una fauna específica. De ellos, Fernando nos habló del bosque mediterráneo, en el que abundan los árboles de la familia de los quercus (encina, roble, quejigo), y que suelen tener asociada a una fauna de gran tamaño (ciervos, jabalíes). Precisamente de estos animales fue de lo que trató su charla. Así, por ejemplo, nos enteramos que podemos diferenciar el corzo del ciervo por la menor estatura de los primeros, y que estos se comunican emitiendo una especie de ladrido (muy parecido al de los perros). Otras características distintivas respecto a los ciervos es que los corzos tienen el hocico negro y el trasero blanco. Por no hablar de la cornamenta. Los corzos la pierden en noviembre y los ciervos en primavera.
Por la cornamenta podemos conocer la edad de un ciervo. Así, cuando tienen un año se les llama vareto (los cuernos son dos varas hacia arriba, sin puntas). Luego, a medida que crecen, su cornamenta aumenta en número de puntas.
Respecto a los jabalíes, nuestro profe nos contó que suelen agruparse de tres formas distintas. Así, podemos encontrarnos a las hembras con sus crías; a varios machos jóvenes juntos; o a machos adultos, que siempre van solos.
Son animales jerárquicos, y cuando hay varias hembras siempre hay una que manda, y que se llama jabalina. Otra curiosidad es que a veces un macho adulto puede tomar a un macho joven como “escudero”. El macho adulto le enseña cómo sobrevivir, pero a cambio el joven siempre va por delante, asumiendo riesgos a favor del adulto. También nos enseñó fotografías de los jabalíes pequeños, que se llaman rayones.
Otra característica de estos grandes animales es la necesidad que tienen de desparasitarse. Para ello aprovechan las charcas, en las que se embadurnan de barro.
No todos los animales del monte tienen las mismas costumbres. Algunos, como los jabalíes, son muy desconfiados, pero otros siguen rutinas, como los corzos. Sus sentidos, en cualquier caso, están muy desarrollados, y además de ver por la noche, tienen un olfato prodigioso (por ejemplo, un jabalí puede oler a una persona a más de un kilómetro de distancia).
Además de ciervos, jabalíes y corzos, en nuestros montes podemos encontrar muchos otros animales, como tejones, zorros, linces, liebres, conejos, perdices, etc.