16 noviembre 2006

TALLER DE CONSUMO RESPONSABLE

Esta mañana hemos recibido la visita de dos muchachas, que han venido a hablarnos de CONSUMO RESPONSABLE. Como ellas no nos conocían, nos han preguntado a todos si sabíamos lo que era consumir, o qué cosas consumíamos de forma habitual.

Luego hemos hecho por grupos dos actividades muy divertidas, en torno a unas tiendas que ellas han instalado por la clase:

En la primera actividad, cada muchach@ tenía que elegir tres productos de entre todos los que había en las tiendas (de productos de limpieza, de ropa, de aparatos electrónicos y material escolar, de alimentación, y de facturas -agua, luz, calefacción, teléfono-), apuntando el precio de cada uno. Luego cada uno iba diciendo los productos que había comprado, y veíamos si esos productos eran realmente necesarios. Entre los consejos que las muchachas nos dieron destacamos este: cuando vamos al supermercado, primero debemos echar un vistazo a los productos, para elegir únicamente aquellos que realmente necesitamos.

En la segunda actividad había también que comprar, pero en lugar de individual era en grupo. Dividimos la clase en tres “familias”, que tenían que comprar todo lo que creyesen necesario para vivir un mes, teniendo asignados 180 euros. En este juego nos dimos cuenta de que no nos administramos muy bien, pues cada una de las familias gastó sólo entre 80 y 92 euros (en lugar de los 180). Además, en las compras que hicimos vimos que las compras no estuvieron muy atinadas. Así, por lo general compramos muy poca comida, no tuvimos en cuenta algunos gastos adicionales, pero muy importantes (factura del agua, luz), no gastamos nada en productos de higiene, compramos poca ropa, etc.

En definitiva, creemos que ha sido una actividad muy interesante, aunque muy cortita. Pero bueno, al menos ya sabemos un poquito más acerca de lo que es consumir de un modo responsable. Además, nos hemos enterado de algunas curiosidades. Como, por ejemplo, que algunas chucherías llevan entre sus componentes el petróleo, para hacerlas más blanditas. Puajj, yo me lo pensaré antes de volver a comerme una gominola.

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